Telecomunicaciones

PAPUA NUEVA GUINEA

Por lo general, cuando AJ Power se compromete a ayudar al usuario final con la puesta en marcha de un grupo electrógeno significa un itinerario programado de vuelos, una estancia en un confortable hotel cálido, seco y seguro, alimentos preparados por un chef y servidos a la mesa…y a veces no es así!

Hace poco, Stephen McGrath, técnico de servicio posventa de AJ Power, realizó un viaje de puesta en marcha incluyendo 10 vuelos en avión, 2 en helicóptero, 3 hoteles en 3 lugares diferentes, y 5 noches en una carpa al lado de un grupo electrógeno en la cima de una montaña.

Almacen en Puerto Moresby
Almacen en Puerto Moresby

Invariablemente, en el Mercado de telecomunicaciones, la localización de las antenas de las estaciones de base depende del alcance de la señal y la zona de influencia – que significa que son, por lo general, ubicados en zonas remotas en la cima de las montañas. Con los avances en el diseño de las estaciones de base, ahora hay 3 métodos utilizados juntos para alimentar la antena – grupos electrógenos, bancos de baterías y paneles solares.

En marzo Stephen se dirigió a Papua Nueva Guinea para instalar y poner en marcha el primero de varios grupos para una compañía de telecomunicaciones. La idea era que la formación, puesta en marcha e instalación se llevaría a cabo. Podrían estar en varios lugares, en cualquier orden. Entonces Stephen llegó en Puerto Moresby con su multímetro, repelente de mosquitos y un machete, listo para la acción.

Stephen empezó la clase de formación al familiarizar los técnicos en Puerto Moreseby con el producto antes de que los grupos se trasladaron a cada sitio remoto en PNG (Papua Nueva Guinea) y las islas a su alrededor. Se llevó a cabo formación en la operación y mantenimiento del grupo y panel de transferencia, y demostró el funcionamiento del panel de control, conexiones eléctricas y las entradas/salidas.

El Capitán McGrath, listo para despegue
El Capitán McGrath, listo para despegue

El día siguiente, Stephen fue a Lae, la segunda ciudad de PNG, para repetir el curso de formación para los técnicos allí. Se reunió con el personal de la compañía para discutir el producto y cualquier preocupación que tenían con su integración con el equipamiento de las estaciones de base.

Al volver a Puerto Moresby, se iniciaron el plan para poner en marcha la primera máquina en la Bahía de Fife. Tras un vuelo comercial a Alotau, se fue por helicóptero al sitio de instalación, ubicado a 2000msnm, para 5 días de acampada.

La estación de base en la Bahía de Fife, el primero puesto en marcha en la región. En la foto hay algunos del equipo que asistió con la instalación. Debido al aislamiento, todo el equipamiento se entregó por helicóptero. El grupo ya se habían entregado en piezas debidos a restricciones de peso.

Stephen procedió a montar el grupo e instalarlo. Tras completar la conexiones de cableado y verificaciones antes de arrancar, demostró la máquina a los técnicos locales. Un problema con una batería agotada se superó al utilizar temporariamente una celda de 12V del conjunto de batería para el arranque inicio – evitando una caminata de 5 horas para encontrar otra batería.

Stephen y el equipo acamparon cerca del grupo electrógeno… dentro de un recinto cerrado por llave.
Stephen y el equipo acamparon cerca del grupo electrógeno… dentro de un recinto cerrado por llave.

Stephen hizo sus propias precauciones de seguridad la primera noche, al cerrar con candado el recinto. Las arañas, tarántulas y serpientes no le afectaron, pero a reunión nocturna con los miembros de un tribu local sí le preocupó!

Grupo electrógeno y ATS instalados.
Grupo electrógeno y ATS instalados.

Hicieron progreso durante los siguientes días, poniendo en marcha el grupo in situ. Había clarificaciones con los dibujos técnicos, e integración con la batería y el panel solar. Mantenimiento adicional, resolución de problemas y la instalación del ATS se llevaron a cabo.

La vida en la montaña cobró su precio para Stephen, comiendo gallos salvajes, tomando agua de los arroyos locales, y duchándose con agua de lluvia.
La vida en la montaña cobró su precio para Stephen, comiendo gallos salvajes, tomando agua de los arroyos locales, y duchándose con agua de lluvia.

En el último día vino el helicóptero. Pero la neblina lo hizo demasiado difícil para que el piloto se aterrice. Stephen pudo oír el helicóptero, pero no lo pudo ver, y tuvieron que abortar el recojo durante una horas.

Considerando todo, era una experiencia maravillosa e inolvidable.

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